Ya os he hablado en más ocasiones de esta institución, el Instituto de microcirugía ocular cuenta con un departamento específico de retina y vítreo, enfermedades específicamente frecuentes en las personas con muchos años de diabetes y sobre todo en aquellos casos mal controlados.
Es difícil encontrar oftalmólogos que conozcan en profundidad la diabetes (en realidad más allá del propio especialista en diabetes - endocrino, es difícil encontrar un médico que tenga conocimientos de diabetes. Hasta el propio pediatra del centro de salud suele reconocer que su formación en diabetes es muy básica), así que es de agradecer que haya profesionales en el campo de la visión que se preocupen especialmente de la vista de las personas con diabetes.
El IMO nos explica que la retinopatía diabética (enfermedad que se ha convertido en la primera causa de ceguera irreversible en edad laboral, aunque es evitable en un 90% de los casos con un tratamiento precoz y adecuado) se produce por la descompensación metabólica de la diabetes, que daña las células y los vasos sanguíneos de la retina, que se vuelven más permeables y frágiles con el mantenimiento de niveles altos de glucosa en sangre.
Por desgracia la retinopatía diabética suele ser asintomática en las primeras fases, aunque en estadios avanzados puede tener efectos devastadores para la visión en caso de no ser detectada y tratada a tiempo (en algunos casos puede presentar síntomas de visión borrosa y pérdida gradual de agudeza visual, manchas o "moscas volantes", sombras o áreas de visión perdidas o dificultades en la visión nocturna).
El IMO estima que más de la mitad de los pacientes con 15 o más años de evolución de la enfermedad presentan algún grado de alteración vascular de la retina y casi todos los que llevan más de 30 años con la enfermedad, muestran signos de retinopatía diabética. Para retrasar su aparición o mejorar el pronóstico, es fundamental la implicación de los pacientes. Los especialistas recomiendan realizar un control metabólico estricto de los factores de riesgo (glucemia, presión arterial y lípidos plasmáticos), adoptar hábitos de vida saludable y evitar la obesidad, el sedentarismo y el tabaquismo, someterse a una prueba de fondo de ojo una vez al año e intensificar las revisiones oculares en caso de detectarse algún problema, según las indicaciones del especialista.
La diabetes de nuestros hijos nos puede llegar a absorber tanto que nos incapacite para vivir más allá del presente, pero es importante ir por delante de la enfermedad, tener presente las complicaciones que de ella se puedan derivar (conocerlas, tratar de prevenirlas e incluirlas en las rutinas de las revisiones). El IMO nos explica que casi todos las personas que llevan más de 30 años con diabetes muestran signos de retinopatía diabética. No tenemos nada que hacer cuando nuestros hijos lleguen a los treinta años con diabetes, nuestro deber como padres es trabajar cada día para que esto no llegue a ocurrir, prevenir, prevenir, prevenir... Cuándo una persona de 60 o 70 años debuta con diabetes tipo2 se debe de preocupar de estos problemas, que quizás, según las estadísticas le afecte cuando tenga 90 o 100 años. Mi hija Martina al igual que otros muchos niños que debutan a diario pueden tener problemas muy, muy jóvenes (Martina iniciaría su etapa de riesgo con 18 años y se encontraría con muchas posibilidades de sufrir retinopatía con 33).
Por suerte el control glucémico, la investigación, la tecnología mejora día a día, trabajando para aportar una mayor calidad de vida a nuestros hijos, solo es necesario que nosotros aportemos nuestra parte.
Ánimo a todos los padres!!!