Porque estamos aquí...

Este espacio está dedicado a la diabetes infantil, con comentarios y artículos relacionados con la diabetes tipo 1.

Somos padres de una niña que debutó con diabetes tipo 1 en el 2011 recién cumplidos los tres años, la experiencia que nos da su cuidado diario y la formación continúa que desde un inicio hemos ido adquiriendo nos anima a compartir con todos vosotros este blog.

viernes, 20 de julio de 2012

La profesora de Martina nos cuenta su experiencia


Antes de terminar el curso le pedí a la profe de Martina que me hiciera un resumen de lo que le había supuesto a ella como persona y como profesora atender a una niña con necesidades especiales como Martina entre un grupo de veinticinco niños que ya de por sí necesitan muchisima atención por ser todavía muy pequeños.
Como no podía ser de otra manera, por tratarse de una persona super bondadosa, me respondió que lo haría encantada. Tanto es así, que hoy en medío de sus vacaciones, de su descanso y desconexión de los días de clase y de tanto niño, recibo su correo con esta estupenda y emotiva carta que recoge lo que para ella supuso tener a Martina entre sus alumnos.
Antes de recibirla pensaba compartir esta carta de cara al comienzo del curso que viene para animar a padres y profesores de niños tan especiales como Martina. Pero una vez la he leido, después de tanta emoción no he podido resistirme y aquí la tenéis y si puede servir de algo a alguien la volveremos a poner a principio de curso.
Solamente me queda decir GRACIAS, GRACIAS Y MÁS GRACIAS GALIA POR CUIDAR TAN BIEN DE NUESTRA HIJA.

MARTINA LLEGA A MI CLASE.

El curso empezó como siempre, a mediados de agosto. Aprovechamos ese tiempo para poner las aulas a punto.
Este año era especial, iba a coger por primera vez a los alumnos de 3 años, por una parte estaba nerviosa y por otra ilusionada, muy ilusionada.
Las que vamos a ser tutoras de 3 años esperamos las listas con cierta impaciencia, ya q es el primer contacto que tenemos con los alumnos. Las lees detenidamente porque siempre hay hermanos de alumnos, hijos de ex alumnos, hijos de profesores…. En fin, siempre hay alguno que conoces.
Leyendo mi lista con mis compañeras dije el nombre y apellidos de Martina, ellas me dijeron q era la hermana de Claudia y de Pablo y que era diabética.
En ese momento se me vino el mundo encima.


Yo nunca había dado clase a niños de 3 años, no sabía si iba a ser capaz y cuando me di cuenta de lo que suponía tener bajo mi responsabilidad a Martina tuve miedo.
Llegué a casa, hablé con mi familia del tema, poco a poco fue desapareciendo el fantasma así que decidí informarme; busqué en Internet, hablé con gente que tiene diabetes tipo 2 y hablé con una amiga que es diabética tipo 1desde pequeña.
Ya no tenía miedo, tenía otras cosas… inseguridad, respeto… pero miedo no.
El primer contacto con los padres de Martina, fue antes de comenzar el curso. Nos reunimos los tres con la coordinadora de infantil y la del comedor del centro.
En aquella reunión decidimos que, durante el primer trimestre, Marta vendría a clase a hacerle las mediciones de azúcar a Martina (2 veces al día). Ese día noté mucho más nerviosa a la madre que al padre, pero hicimos todo lo posible para que saliera de allí convencida de que todo iba a ir bien, como así fue.
Después de esa reunión, les conté a todas mis compañeras como iba a ser el protocolo con Martina, todas tenían que saber qué hacer o donde mirar los cuadros de control. También hablé con todos los profesores que le iban a dar clase a Martina. Toda la comunidad escolar que rodeaba a Martina estaba enterada, ante cualquier duda, me avisaban a mí (que tenía contacto directo e inmediato con sus padres)
Comienza el curso y yo no le quito el ojo de encima a Martina, hasta que la cosa se va normalizando. Marta viene a las 10:30 a pinchar a Martina, al principio me sentía extraña con un adulto en el aula, nunca había trabajado delante de un adulto, poco a poco perdí ese “miedo” ya que Marta pasó a ser una “alumna” más del aula a ciertas horas.
A Martina, al principio, solo la pinchaba su mamá; hasta que un día le dije que yo también quería saber pincharla por si un día no podía venir ella o había alguna urgencia. Al final la pinchábamos indistintamente tanto para hacerle las mediciones como para inyectarle la insulina.
Desde el principio decidí pinchar a Martina delante de sus compañeros, para que el resto de niños se familiarizase con aquellos “bolis”, medidores, la sangre en el dedo de Martina…para ellos se convirtió en algo natural.
Según iba pasando el curso yo me sentía mucho más segura con Martina. Aquel plazo que habíamos puesto en la primera reunión, de que Marta vendría el primer trimestre a pincharla, se alargó hasta final de curso. Marta también vino a las excursiones que hicimos.
El día que peor me sentí, por algo que hice yo, fue un día que Martina tenía que tomar su merienda media hora más tarde que de costumbre porque tenía la glucosa alta y me olvidé de dársela. Me sentía muy mal, muy poco responsable. Me sentí mejor cuando hablé con Marta que me explicó que ellos también habían cometido errores con los controles y que eso no nos podía hacer sentir mal cuando el esfuerzo que hacíamos los todos a diario para que Martina estuviera lo mejor posible era enorme.
Mis compañeras también son muy conscientes de la importancia de la enfermedad de Martina y en cuanto ven algo extraño me avisan al momento.
Muchas veces se me hizo un nudo en la garganta mientras pinchaba a Martina, o cuando tenía una hipoglucemia, incluso cuando veía a Marta desesperada buscando una explicación lógica a todo aquello que le estaba pasando a su hija.
Muchas veces se me saltaron las lágrimas pensando en Martina y en toda la gente que tiene alrededor. La última vez fue casi a final de curso, la última semana; muchos niños traen antibiótico, gotas para los ojos, jarabes… para tomar una temporada; pues ese día estaba pinchando a Martina y me preguntó, con la sonrisa en la cara como siempre y con un punto de enfado hacia no sé sabe bien qué: Galia, y a mi ¿cuando se me va a ir la diabetes? No le pude contestar, le di un beso y me puse a jugar con ella para cambiar de tema, me pilló desprevenida.
Como conclusión quiero decir que aquel miedo que sentí cuando me dijeron que iba a tener una niña de 3 años diabética desapareció. Aprendí muchísimo de Martina, y de sus padre las diferentes formas de ver la vida.
Solo puedo decirles gracias y que me tendrán ahí siempre que ellos quieran, sea o no la profe de Martina.

4 comentarios:

  1. Gran maestra sin duda... Marta, debemos dar gracias a Dios por poner e estos ángeles en nuestro camino y pido porque a mi pequeña en este ciclo escolar, le toque una maestra así...
    Un abrazo a Martina.

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    1. Muchos niños con diabetes tiene la gran suerte de ser atendidos en el colegio con mucho esmero y dedicación. Ya que la ley no legisla nada al respecto sobre la atención de niños con necesidades médicas especiales durante la jornada escolar, no nos queda otra cosa que apelar a la buena voluntad y vocación del profesor, con un total apoyo de nuestra parte y facilitándole las cosas al máximo deseamos que quieran ser participes de la total integración en el día a día escolar de nuestros niños.

      Un saludo, Marta.

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  2. Hola Marta, primero muchas gracias por crear este espacio para compartir nuestras experiencias como papás de niños diabéticos. Te escribimos dede La Paz - Bolivia; te comento que María José nuestra querida hija, debutó al año y cuatro meses (ahora recién cumplió tres años), y al principio fue muy impactante, pero como sabemos todos, no había tiempo para lamentarse y nos pusimos manos a la obra! María José (Majito) ingresará al pre-kinder el año que viene, así que sus comentarios sobre el colegio nos fueron y nos serán muy útiles. Nosotros también compartiremos con ustedes nuestras experiencia.

    Hasta pronto!

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    1. Hola de nuevo familia de Majito, si todas las secciones las considero importantes creo que el colegio es uno de los ambitos donde debemos hacer más incapié ya que nuestro niños pasan muchas horas en los centros y de momento no están ni preparados ni habituados para atender a niños con diabetes.
      Debemos concienciar a la sociedad para conseguir una total integración de nuestros hijos a lo largo de su infancia.
      Cuanto más casos expongamos más fácil resultará que otras familias se animen a participar.

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