Cuando un niño tiene problemas de
salud, su entorno, las personas que lo rodean pueden hacer cambiar su vida. Martina lleva
dos días con
numerosos episodios de
hipoglucemias. No consigo recuperarme del susto que tengo en el
cuerpo, veo cercana la temible llegada del uso de la inyección de emergencia “glucagón”,
para evitar una consecuencia fatal. En las hipoglucemias más severas de ayer y
hoy hemos alcanzado niveles por debajo de 30, la teoría nos dice que, incluso
con niveles más altos se puede entrar en coma..., sufro pensando en que pueda
producirse un coma diabético en Martina.
En estos últimos días vivo
prácticamente en su clase, no existe un profesor, por muy preparado que esté, que pueda atender
varias emergencias al día interrumpiendo
constantemente la rutina del aula para atender sus hipoglucemias. Acogida con
los brazos abiertos me permiten entrar y permanecer en el aula para que Martina
pueda seguir sus actividades con la mayor normalidad posible. El acogimiento por
parte de sus compañeros es formidable, estos días más que nunca he apreciado su
valor humano. Son personajillos de tan solo 6 o 7 años pero muy conscientes de
los problemas que tiene Martina, saben un montón de cosas sobre diabetes y
cuando ven que hay problemas ya me preguntan si está baja y cuánto tiene. Se
preocupan por ella y le muestran su cariño con mensajes positivos y de apoyo.
Han vivido la diabetes de Martina desde que entraron en el Colegio con 3 años,
nunca ha tenido que salir fuera de clase para medirse la glucosa, administras
su insulina o tomar sus hidratos, eso ha permitido que sus compañeros lo vivan
con total naturalidad.
Las personas van forjando su carácter desde niños, los
cimientos de su personalidad se construyen
en la infancia.
La educación en
valores, la formación
humana es más importante, incluso, que la formación
académica. Me siento orgullosa y agradecida del calor que Martina recibe de sus compañeros en los malos
momentos (aunque nos cueste
creerlo otros niños diabéticos
sufren discriminación por sus
compañeros de clase). Satisfecha
y confiada en que siempre va a poder contar con ellos. Esto permitirá que
cuando sean un poco más mayorcitos le puedan echar una mano cuando se sienta mal.
Quiero transmitir a sus familias y a los profesores de Martina mi
agradecimiento, sin ellos la escolaridad de Martina no sería lo mismo. Con
ellos Martina se siente segura, querida, tranquila y disfruta al máximo de su
vida en el Colegio.
Gracias de corazón!!
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